Pues, este es mi rincón de sueños, deseos, cosas que me pasan, pensamientos y quejas sobre mi vida. El aire que respiro es un problema. El dramatismo no es lo mío...creo☼.

11.25.2009

Cap. 4- "Enchufe con Cianuro"

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"Extrañas Tentaciones"

Enchufe de Cianuro

Abrí la puerta. Pensé que Rob estaba adentro, esperándome. Pero en vez de eso me encontré con mi mamá. Estaba sentada en uno de los sillones al costado de una pequeña lamparita. Tenía el periódico en las manos. Levantó la mirada y frunció el ceño. Bajo el periódico y me escrutó por un momento. Su mirada llegó al fondo de mi corazón como una estaca.
Escuché mis oídos pitar. Giré sobre mi misma y empecé a andar hacia las escaleras.
–Rachel –espetó.

–¿Si? –dije.
–Vino Robert –dijo. Yo me detuve y volteé. La miré por un momento y luego…hablé.
–¿Está arriba?
–No –dijo… ¿dónde estaba entonces?–, le dije que fuera y que te esperara en el aeropuerto, le dije que yo quería llevarte.
–¿Qué?... Bueno, ya es tarde. Traeré mis maletas.
–Apúrate… que desde hace mucho tiempo que te estoy esperando.
–Sí, ya vengo.
Corrí a mi habitación. ¿Qué pasó? ¿Por qué me querría acompañar?
Cogí mis maletas, y mi Ipod. Bajé las escaleras a trompicones. Mi mamá estaba parada con una botella de agua en la mano mirando por la ventana. Mallory estaba sentada a su costado, mirándola.
–¿Hermana?
–¿Qué pasa, Mallory?

–Vamos que yo te voy a acompañar.
–¿En serio? –pregunté, sorprendida.
–¡Sí! ahora apresúrate que no vas a llegar.
–Está bien.
Me acomodé la campera y me puse la capucha, tiré mis maletas y corrí hacía la cocina. Necesitaba agua. Abrí el congelador y saqué una botella. La abrí y bebí. Regresé a la sala y ya las dos estaban buscando un taxi. Miré la sala con nostalgia, no la vería en dos largos meses, o tal vez más. Una lágrima amenazó con caer. Me apreté los ojos y salí.
Adiós casa. Adiós a mi no dulce hogar.
–¿Podría cambiar la emisora? –preguntó mi madre.
–Claro señora.

Mallory me miró y tomó su móvil. Al instante me llegó un mensaje.

¿Que fue? Cuéntame… ¿Qué te dijo mamá?

Le respondí.

¿Qué crees? Me odia. Hoy me miró con una cara que me dio ganas de cortarme las venas.

Ella recibió el mensaje y me respondió un tanto molesta.

No digas taradeces ¿ok? pero pensé que quería acompañarte porque quería estar contigo y que habían arreglado las cosas. Lo siento.

Lo leí. Me entraron unas ganas de llorar incontrolables. Me llegó otro mensaje.


No llores, hermanita. Yo te prometo que hablaré con ella. Esto es mi culpa. ¡Por que Zack no llegó un mes antes! Esto no hubiera pasado nunca. ¿No crees? Aish… lo odio. Bueno no, lo amo, a decir verdad.

Ese comentario me hizo reír. Por lo menos, Mallory no me odiaba. Me había perdonado.


Te voy a extrañar, Mallory. Siempre me haces reír. Los extrañaré a todos. A ti, a Edward y a Zack… a Helen… no sé. Todo esto es culpa suya.


Enarcó una ceja.

¿Edward? mmm ¿Qué paso con él? ¿Por qué siento que cuando saliste pasó algo? ¡Habla! ¿Te despediste de tu amorcito o qué?

¿Amorcito? ¿Qué pensaba esta chica?

Pues sí, paso algo. No sé cómo lo supiste. Debe ser conexión de hermanas… cómo en las películas.
Me asusté, creí que iba a besarme hoy. Pero no, porque sabe lo de Rob y yo. Es bueno, nunca le haría algo así a Rob. Le quiere.

Hizo una mueca. Escribió rápidamente.


Sales con Rob, pero Edward casi te besa. Guau, hermana, tú si que estás pedida. Prepárate, ya estamos llegando.

Levanté la vista. Efectivamente, estábamos aparcando frente al estacionamiento del aeropuerto. Tomé mi bolso de mano y guardé el móvil en la parte trasera de mis vaqueros. Jalé la botella de agua y salí del auto. El conductor abrió la cajuela y me dio mis maletas. Me sonrió.
–Buen viaje señorita –me dijo. Si claro, la pasaría genial. Con mi madre odiándome desde aquí. Estaba eufórica.

–Gracias –dije y me volteé hacia la entrada.

–¿Pero qué? –escuché decir a Mallory, un tanto molesta.

–Cállate –le dijo mi madre –, ¡Rachel!


Temblé. ¡Rob sálvame! No, el no me salvaría, no tenía tan buena suerte.
Mallory pasó a mi costado y entró al aeropuerto.
–¿Sí? –pregunté
.
–Quiero que sepas algo –dijo y me miró fijo a los ojos, con odio
–Tú no te estás largando de aquí como regalo. Tu te vas… porque yo no te quiero ver nunca más. ¿Lo entendiste? Rachel, me has decepcionado, no tuviste el valor de contármelo, cuando tu hermana lo necesitaba. ¡Eres una cobarde! –me gritó.
Yo, apreté los dedos de las manos hasta que sentí mis nudillos crujir.
Mis ojos se humedecieron y mis oídos pitaron. Me dio ganas de chillar
–No sabes cuando te aborrezco. ¡Rachel Allison, tú ya no eres mi hija! –luego, entró otra vez al taxi y le dijo al conductor
–¡Regresemos! –el conductor la miró, luego a mí y se le humedecieron los ojos. “Lo siento” articuló con los labios y partió rumbo a la casa a donde yo ya no pertenecía.
Tomé mis cosas y entré al aeropuerto. Buscando un enchufe y cianuro.


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Bueno, a las que no entienden el por qué del título del capítulo, les explico. El cianuro es un tóxico y se te lo colocas en los dedos y lo metes en un enchufe (corriente electrica) TE MUERES.
Así de simple.
Alice.

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