Cada momento, cada segundo, cada maldito segundo.
Te veo a través de mis pestañas.
Mi timidez me consume, a cada segundo que trato de acercarme a tí.
A conversarte, a analizarte, a idolatrarte.
Mientras tu ríes, fingiendo que todo está bien, con tu compañera, tu confidente.
Yo sólo desvío la mirada, esperando que no hayas notado con la intensidad con la que te veo.
Y trato..., trato de pasar desapercibida ante ti.
¿Por qué?
Si, se supone que te quiero, ¿no debería de hacer hasta lo imposible por llamar tu atención?
No lo creo.
Para mí es diferente.
No es como todos creen que es.
Es diferente.
...
Siento una mano cálida en mi hombro.
Me sorprendo y volteo, la luz del sol no me deja ver bien quién es.
Parpadeo dos, tres, cuatro veces y bajo la mirada, rendida. No pude ver quien era.
Pero aún siento su roce.
Trato de mirar otra vez.
Y el alma se cae a mis pies.
Al reconocerte.
Al verte.
Trato de sonreír, pero me sale una mueca, yo misma lo he notado. Te ríes superficialmente y me preguntas que quiero. ¿Porqué no dejo de mirarte?
Esa es la pregunta.
¿Qué quiero?
¿Que deseo?
No lo sé.
Te acercas lo suficiente para oirme decir.
'Nada, no quiero nada'
Soy una muy mala mentirosa.
Lo notas, pero sólo suspiras y me miras con tristeza.
No entiendo el por qué.
¿Acaso tu vida no es perfecta?¿Envidiable?
Te das media vuelta y ni siquiera te despides, sólo te vas.
Suspiro y me pregunto; ¿Acaso no era más fácil preguntarle si quería ir a comer un helado, o a tomar un café que a esto?
-Vaya tonta!- exclamo para mi misma.
- ¿Por qué? -preguntas.
Yo no había notado que estabas aquí,
- Por nada -digo, avergonzada.
- Parece que la 'nada' es tu palabra favorita -ries mientras tomas un mechón de mi cabello oscuro y lo pones detrás de mi oreja. Me sonrojo más de lo debido y miro a otro lado, tratando de calmarme.
Volteó para encararte. Cosa de la que me arrepiento al ver tus ojos caramelo posados en los míos con una intensidad poco registrada por mi pequeño e inútil cerebro.
¿Que te sucede?
Sonríes y me estampas un beso en la mejilla.
Y yo quedo ahí, derretida en el asfalto.
Mientras tu corres y vas a reírte de nuevo con tus amigos...
Avergonzada, me voy caminando lento hacia la barra de comidas de esta maldita escuela y pido un batido de chocolate y café, con bastante café.
El joven que está atendiendo me mira y me sonríe.
Me da el batido y yo me voy caminando hacía una dirección opuesta.
No quería pasar frente a tí después de eso.
Suspiro y me alejo.
Como si fuera la primera vez que lo haces.
Como si fuera la primera vez que me besas.
Como si fuera la primera que me siento en el mismo asiento de hace 2 años a observarte.
Como si fuera la primera vez que huyo como despavorida.
Como si fuera la primera vez que camino por esa ya desgastada vereda.
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